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Las acertadas predicciones de la sabiduría Ario-Védica:

marzo 21, 2009

El vocablo vedá proviene de un término indoeuropeo del cual también se origina nuestra palabra española «verdad». En sánscrito también significa ‘Verdad’ o ‘Conocimiento’.

‘Gnosos’, ‘Graal’, ‘Vellocino de Oro’, ‘Piedra Filosofal’, ‘Ourobouros’, ‘Runas de la Vida’, ‘Quintaesencia’, ‘Llama Eterna Sagrada de los Dioses’, ‘Minne’, ‘Verbo’, ‘Lapis’, ‘Sabiduría Divina’, ‘Luz Eterna’, ‘Lámpara de Luz Increada’, ‘Sol Aeternus’, ‘Justicia Divina’, ‘Principio de los Elementos’…: distintos nombres que designan la misma cosa: la ‘Verdad’, la ‘Luz’, el saber eterno y por tanto divino.

Veamos ahora con que gran acierto los Rishis (videntes) de la sabiduría Ario-Védica acertaron en sus predicciones escritas hace 6.000-4000 años sobre los inicios y fines de ciclos de la vida, sobre Muerte y Resurreción, es decir, con el Dualismo de la Tradición Primordial. Es curioso observar la enorme exactitud de las palabras contenidas en los Purana respecto a la Edad Sombría, el Kali Yuga; los tiempos aún presentes que han ido contra el Orden Natural y que están llegando a su crepúsculo después haber quemado su ciclo astral de seis mil quinientos años -según algunos investigadores, otras versiones hablan de 432.000-.

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LAS PREDICCIONES VÉDICAS SOBRE KALI YUGA: los signos precursores

El período que precede al cataclismo que debe destruir la especie actual de los humanos está marcado por los desórdenes que son los signos anunciadores de su final. Como ocurrió en el caso de los Asuras, Shiva no puede destruir más que las sociedades que se han alejado de su papel, han transgredido la ley natural. Según la teoría de los ciclos que regulan la evolución del mundo, nos aproximamos hoy en día al final del Kali Yuga, la edad de los conflictos, de las guerras, de los genocidios, de las malversaciones, de los sistemas filosóficos y sociales aberrantes, del desarrollo maléfico del saber que cae en manos irresponsables. Las razas, las castas se mezclan. Todo tiende a nivelarse y el nivelamiento, en todos los ámbitos, es el preludio de la muerte. Al final del Kali Yuga este proceso se acelera. El fenómeno de aceleración es uno de los signos de la catástrofe que se aproxima. Los Purana describen los signos que caracterizan al último período, el crepúsculo del Kali Yuga.

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Leemos en el Linga Purana:

-«Son los más bajos instintos los que estimulan a los hombres del Kali Yuga. Ellos eligen preferentemente ideas falsas. No dudan en perseguir a los sabios. El deseo les atormenta. La negligencia, la enfermedad, el hambre, el miedo se extienden. Habrá graves sequías. Las diferentes regiones de los países se opondrán unas a las otras.

Los libros sagrados ya no se respetarán. Los hombres no tendrán moral, y serán irritables y sectarios. En la edad de Kali se extienden las falsas doctrinas y los escritos engañosos.

Las personas tienen miedo ya que descuidan las reglas enseñadas por los sabios y no efectúan ya más los ritos correctamente.

Muchos perecerán. El número de príncipes y de agricultores disminuirá gradualmente. Las clases obreras quieren atribuirse el poder real y compartir el saber, la comida y los lechos de los antiguos príncipes. La mayor parte de los nuevos jefes es de origen obrero. Ellos perseguirán a los sacerdotes y a los que tengan sabiduría.

Se matará a los fetos en el vientre de su madre y se asesinará a los héroes. Los Shudra (obreros) pretenderán comportarse como Brahmanes (sabios) y los sacerdotes como obreros.

Los ladrones llegarán a reyes, los reyes serán ladrones.

Muchas serán las mujeres que tendrán relaciones con varios hombres.

La estabilidad y el equilibrio de las cuatro castas de la sociedad y de las cuatro edades de la vida desaparecerán de todas partes. La tierra producirá mucho en algunos lugares y demasiado poco en otros.

Los dirigentes confiscarán la propiedad y harán de ella un mal uso. Ellos dejarán de proteger al pueblo.

Hombres viles que habrán adquirido un cierto saber (sin tener las virtudes necesarias para su uso) serán honrados como sabios.

Hombres que no poseen las virtudes de los guerreros llegarán a ser reyes. Habrá sabios que estarán al servicio de hombres mediocres, vanidosos y rencorosos. Los sacerdotes se envilecerán al vender los sacramentos. Habrá muchas personas desplazadas, errando de un país a otro. El número de hombres disminuirá, el de mujeres aumentará.

Los animales de presa serán más violentos. El número de vacas disminuirá. Los hombres de bien renunciaran a tener un papel activo.

Comida ya cocinada será puesta en venta. Los libros sagrados se venderán en las esquinas de las calles. Las chicas jóvenes comerciarán con su virginidad. El dios de las nubes será incoherente con la distribución de lluvias. Los comerciantes harán operaciones deshonestas. Ellos estarán rodeados de falsos filósofos pretenciosos. Habrá muchos mendigos y parados. Todo el mundo empleará palabras duras y groseras. No se podrá confiar en nadie. Las personas serán envidiosas. Nadie querrá ser recíproco con un servicio recibido. La degradación de las virtudes y la censura de los puritanos hipócritas y moralizantes caracterizarán el periodo del fin de Kali. Ya no habrá más reyes. La riqueza y las cosechas disminuirán. Grupos de bandidos se organizarán en las ciudades y en el campo. El agua escaseará y los frutos serán poco abundantes. Aquellos que deberían asegurar la protección de los ciudadanos no lo harán. Numerosos serán los ladrones. Las violaciones serán frecuentes. Muchos individuos serán pérfidos, lúbricos, viles y temerarios. Llevarán el pelo en desorden. Nacerán muchos niños cuya esperanza de vida no superará los dieciséis años. Aventureros tomarán la apariencia de monjes con la cabeza afeitada, vestimentas naranja, y rosarios alrededor del cuello. Se robarán las reservas de trigo. Los ladrones robarán a los ladrones. Las personas se volverán inactivas, letárgicas y sin objetivo. Las enfermedades, las ratas y las substancias nocivas les atormentarán. Personas afligidas por el hambre y el miedo se refugiarán en los «refugios subterráneos» (kaushikä).

Raras serán las personas que vivirán cien años. Los textos sagrados serán adulterados. Los ritos serán descuidados. Los vagabundos serán numerosos en todos los países.

Los heréticos se opondrán al principio de las cuatro castas y de las cuatro épocas de la vida. Personas no cualificadas pasarán por expertos en materia de moral y de religión.

Las personas masacraran a las mujeres, a los niños, a las vacas y se matarán unos a otros.»

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En Vishnu Purana (Libro VI, cap. 1):

«Las personas del Kali Yuga pretenderán ignorar las diferencias de razas y el carácter sagrado del matrimonio (que asegura la continuidad de una raza), la relación de maestro a alumno, la importancia de los ritos. Durante el Kali Yuga personas de cualquier origen se casarán con chicas de cualquier raza. Las mujeres se harán independientes y buscarán bellos varones. Ellas se adornarán con peinados extravagantes y dejarán a un marido sin recursos por un hombre rico.

Ellas serán delgadas, golosas, apegadas al placer. Producirán demasiados hijos pero serán poco respetadas. No se interesarán más que en ellas mismas, serán egoístas, sus palabras serán pérfidas y engañosas.

Mujeres de alta alcurnia se entregarán a los deseos de los hombres más viles y practicarán actos obscenos.

Los hombres no querrán mas que ganar dinero, los más ricos serán los que detenten el poder. Aquellos que posean muchos elefantes, caballos y carros serán reyes. Las personas sin recursos serán sus esclavos.

Los jefes de estado no protegerán ya más al pueblo sino que, por medio de los impuestos, se apropiarán de todas las riquezas. Los agricultores abandonarán sus trabajos de labranza y de cosecha para volverse obreros no especializados (kârû-karmä) y tomarán la conducta de los «fuera-de-casta». Muchos se vestirán de harapos, estarán sin trabajo, dormirán en el suelo, viviendo como miserables.

Por la falta de poderes públicos muchos niños morirán. Algunos tendrán el pelo blanco ya a los doce años.

En estos tiempos la vía trazada por los textos sagrados desaparecerá. Las personas creerán en teorías ilusorias. No habrá ya más moral y la duración de la vida se reducirá.

Las personas aceptarán como artículos de fe las teorías promulgadas por cualquiera. Se venerarán los falsos dioses en los falsos ashrams en los cuales se decretarán arbitrariamente ayunos, peregrinajes, penitencias, donación de bienes, austeridades en el nombre de pretendidas religiones. Personas de baja casta llevarán un hábito religioso y, por su comportamiento mentiroso, se harán respetar.

Las personas tomarán el alimento sin haberse lavado. No venerarán ni el fuego doméstico ni a los huéspedes. No practicarán los ritos fúnebres.

Los estudiantes no observarán las reglas de su estado. Los hombres establecidos no harán ya más ofrendas a los dioses ni dones a las personas meritorias.

Los ermitaños (vanaprasthä) comerán comida de burgueses y los monjes (sanyasi) tendrán lazos amorosos (snéhä-sambandhä) con sus amigos.

Los obreros (shudrä) reclamaran la igualdad con los sabios. Las vacas no serán salvadas porque ellas darán leche.

Los pobres harán una gloria de su pobreza y las mujeres de la belleza de su cabello.

El agua faltará y, en muchas regiones, se mirará el cielo con la esperanza de un chubasco. Las lluvias escasearán, los campos se volverán estériles, los frutos no tendrán más sabor. El arroz faltará, se beberá leche de cabra.

Las personas que sufran la sequía se alimentarán de bulbos y de raíces.
No tendrán alegrías ni placer. Muchos se suicidarán. Sufriendo de hambre y de miseria, tristes y desesperados, muchos emigrarán hacia los países en los que crece el trigo y el centeno.

Los hombres con poca inteligencia, influenciados por teorías aberrantes, vivirán en el error. Ellos dirán: ¿para qué los dioses, los sacerdotes, los libros santos, las abluciones?

Ya no se respetará más el linaje de los ancestros. El joven esposo irá a vivir a casa de sus suegros. El dirá: «¿qué significan un padre o una madre? Todos según sus actos, su Karma, nacen y mueren. (por lo tanto la familia, el clan, la raza, no tiene ningún sentido)»

En el Kali Yuga los hombres no tendrán virtudes, ni pureza, ni pudor, y conocerán grandes desgracias.»

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En Linga Purana (capítulo 40):

«Durante el periodo de crepúsculo en que acaba el Yuga, el justiciero vendrá y matará a los malvados. Nacerá de la dinastía de la luna. Su nombre es guerra (Samiti). Vagará por toda la tierra con una vasta armada. Destruirá a los Mlécchä (los bárbaros. Los occidentales) por miles. Destruirá a las personas de baja casta que han tomado el poder real (de la realeza) y exterminará a los falsos filósofos, los criminales y las personas de sangre mezclada. Comenzará su campaña en su trigésimo segundo año y continuará durante veinte más.

Matará a millones de personas, la tierra será arrasada. Las personas se matarán entre ellas furiosamente. Al final quedarán por un lado y por otro grupos de personas que se matarán entre ellos para robarse mútuamente. Agitados y confusos abandonarán sus mujeres y sus casas.

No tendrán educación, ni ley, ni vergüenza, ni amor. Abandonarán los campos para emigrar fuera de las fronteras de su país.

Vivirán del vino, de la carne, de las raíces y de los frutos, se vestirán con cortezas, con hojas, con pieles de animales. No utilizarán más la moneda. Tendrán hambre, estarán enfermos y conocerán la desesperación. Es entonces cuando algunos comenzarán a reflexionar.»

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Sin embargo, el fin del Kali Yuga también supondrá un período particularmente favorable para una investigación y una búsqueda de la verdadera sabiduría. Del fin de la Edad Sombría surgirá el retorno a la Edad Dorada:

-«La edad de Kali, a pesar de ser un abismo de vicios, posee una ventaja única y preciosa: es suficiente con celebrar las alabanzas a Krishna para que, desembarazado de todas las ataduras, uno quede unido al Ser supremo» (Bhâgavata-purâna, L. XII, cap III 52)

-«Algunos alcanzaran la sabiduría en poco tiempo porque los méritos adquiridos en un año durante el Trétä Yugä pueden ser obtenidos en un día en la edad de Kali «. (Shiva Purana 5.1., 40-40)

-«Al final del Kali Yuga el dios Shiva (la Consciencia) se manifestará para restablecer la vía justa bajo una forma secreta y escondida». (Linga Purana 1.40.12)

-«Bienaventurados los hijos del Kali Yuga; como a ellos nada se les ha dado, nada les será exigido» (De un texto tántrico)

-«¡Excelente, excelente el Kali-Yuga! Lo que en la Edad de Plata o la de Bronce costaba largo tiempo y penosos esfuerzos, en el Kali-Yuga se realiza en un día y una noche.» (Vishnu Purana)

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Desentierran una «vampiresa» en una antigua fosa de Venecia

marzo 16, 2009

    Explicación científica al mito de los «vampiros»:

Reuters

Los investigadores italianos creen que han encontrado los restos de una «vampiresa» en Venecia, enterrada con un ladrillo metido entre sus mandíbulas para evitar que se alimentara de las víctimas de una plaga que hubo en la ciudad en el siglo XVI.

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Matteo Borrini, un antropólogo de la Universidad de Florencia, dijo que el descubrimiento en la pequeña isla de Lazzaretto Nuovo en la laguna de Venecia apoyaba la creencia medieval de que los vampiros eran responsables de la extensión de las plagas como la peste negra.

«Esta es la primera vez que la arqueología ha triunfado en la reconstrucción del ritual de exorcismo de un vampiro», explicó Borrini a Reuters por teléfono. «Esto ayuda (…) a explicar cómo nació el mito del vampiro», añadió.

El esqueleto fue exhumado de una fosa común de la plaga de 1576 en Venecia, en la que murió Tiziano, en Lazzaretto Nuovo, que está alrededor de tres kilómetros al noreste de Venecia y que se utilizó como sanatorio para los afectados por la plaga.

La sucesión de plagas que afectaron a Europa entre los años 1300 y 1700 incrementó la creencia en los vampiros, sobre todo porque no se entendía el proceso de descomposición de los cuerpos, explicó Borrini.

Los enterradores que reabrían las fosas comunes se encontraban a veces cuerpos hinchados con gas, con el pelo creciéndoles todavía y la sangre saliendo por la boca, lo que llevó a pensar que todavía estaban vivos.

Los paños utilizados para cubrir las caras de los muertos normalmente estaban podridos por las bacterias de la boca, dejando ver los dientes del cadáver, por lo que los vampiros fueron se ganaron el nombre de «come-paños».

Según textos medievales médicos y religiosos, se creía que los muertos vivientes extendían la pestilencia para chupar la vida que quedaba en los cuerpos hasta que conseguían la fuerza para volver a las calles.

«Para matar a un vampiro tenías que quitar el paño de su boca, que era su sustento como la leche lo es para un niño, y poner algo que no se pudiera comer ahí», dijo Borrini.

«Es posible que otros cadáveres hayan sido encontrados con ladrillos en la boca pero esta es la primera vez que se ha reconocido el ritual», agregó.

Mientras las leyendas sobre los bebedores de sangre se remontan a miles de años atrás, la figura moderna de vampiro se resumió en la novela de 1897 «Drácula», del autor irlandés Bram Stoker, basada en cuentos populares de Europa Oriental del siglo XVIII.

Fuente: http://es.reuters.com/article/entertainmentNews/idESMAE52B12U20090312

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Anima Naturaliter Pagana

marzo 16, 2009

Reflexiones y Ejercicio de Memoria en torno a la Paganidad:

“Nosotros nos enfrentamos a la vida materialista, nuestro punto de vista es que el mundo no está regido por lo mecánico sino por lo espiritual. Tenemos el convencimiento de que hay algo por encima de nuestro espíritu. Algo que sobrepasa todo aquello que el hombre puede comprender con su limitado entendimiento.

La creencia en la existencia de un poder superior, de un Todopoderoso, la llamamos religiosidad. Pero la religiosidad se diferencia totalmente del dogmatismo. Al contrario, cuanto más religioso es un hombre menos tiene que ver con apariencias confesionales.

Pero una auténtica y profunda religiosidad tiene un significado, especialmente en tiempos de miseria. Esta religiosidad a la que nos referimos juega un papel importante en tiempo de elevada miseria, cuando un hombre sufre accidentes, desgracias, o también cuando un pueblo es desafiado al último combate, a combatir por su existencia”

Rudolf Hess

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El atractivo de lo Pagano

Al contemplar los restos de aquellas civilizaciones indoeuropeas, al caminar entre sus siempre esplendorosas ruinas, al observar y deleitarse con sus inigualables obras de arte, hoy en día podríamos decir que casi insuperables por su magnanimidad y belleza, un sentimiento sobrecogedor inunda los corazones de algunas pocas personas y “se agita el espíritu y son removidos aquellos fondos tenebrosos del alma, en que duermen los recuerdos ancestrales, reaparecen las figuras míticas, hechas fantasmas, pero fantasmas vividos y palpables” [1]. Ciertamente, si no se nos agita el espíritu, más allá de nuestros fantasmas, si no vibramos día a día, de seguro que nos falta lo esencial, libres de falsas elucubraciones: “La Voz de la Sangre”.

Muchas han sido las interpretaciones de la Paganidad: desde simples mitología, arrinconadas por el avance del Cristianismo, hasta pura y llana literatura. Lo cierto es que nos encontramos ante múltiples tradiciones –céltica, germano-nórdica, greco-romana, tracio-eslava, mazdeísta e hindú, (por citar la catalogación de G.Dumezil). No pretendemos explicarlas todas (no es el contenido de este artículo) pero sí ensalzar el saber de esas tradiciones europeas de las cuales podemos extraer oro alquímico para nuestras vidas, ser conscientes de que tenemos un legado antiguo, sin recurrir a las tradiciones semíticas para dar forma a nuestra Fe. La Paganidad, ha sido denostada y desprestigiada por el mundo intelectual judeo-cristiano y demás herederos:

«Mientras tradiciones verdaderas acreditadas entre los pueblos más antiguos: atenienses, egipcios, arcadios, frigios y otros, hacen salir a la primera generación humana del seno de la tierra, ellos, los judíos, amontonados en un rincón de Palestina, que por ignorantes en letras, jamás habían oído que tales cocas habían sido contadas otrora por Hesíodo, y por muchos poetas divinamente inspirados, imaginaron una historia muy creíble y muy grosera. Dios habría fabricado con sus propias manos un hombre, habría soplado sobre él, habría sacado una mujer de sus costillas, les habría dado unos mandamientos, y una serpiente que contra ellos se habría erguido, sobre ellos triunfó: buena fábula para las viejas, narración donde contra toda piedad, se hace de Dios un personaje tan pobre desde el comienzo, que se muestra incapaz de hacerse obedecer por el único hombre que él mismo ha formado” [2]. Esta es la personal opinión de un neoplatónico del siglo II d.C.

Otros autores destacaban el peligro del Paganismo hoy en día, como fenómeno de secta. Curiosidades históricas, ya que en la Antigüedad, en esta Edad del Hierro, existían debates abiertos entre los conversos al Cristianismo y entre los filósofos neoplatónicos como Celso y Porfirio (por citar dos ejemplos), detectando en la Iglesia actitudes de sociedades sectarias [3]. Hoy en día, la Iglesia Vaticana encierra entre los muros de Su Sede, un Saber Antiguo y Pagano que quizás se pudiese recuperar. Su Saber, no es más que un boyante negocio el auténtico saber está muy, pero que muy oculto. Extiende sus redes a través de órdenes, algunas de ellas destinadas exclusivamente a perpetuar intereses políticos y económicos a lo largo y ancho del planeta, obviando por completo el auténtico mensaje de su fundador Jesucristo. Y los que realmente siguen el mensaje de su fundador, no tienen el valor suficiente para denunciar y luchar contra el cáncer que se acelera. Prefieren una “medicina curativa” que tomar posiciones en medidas profilácticas y “medicina preventiva”. Esta fuerza y valor de lucha es extensible a otras religiones, desvirtuadas por múltiples factores, intereses políticos y económicos de determinados grupos de presión, especulación pura y absoluta por los falsos guías que existen en la actual humanidad. Y es que “ es un verdadero Guía espiritual, aquel que ha obtenido el conocimiento de la naturaleza de la Realidad por su indiferencia al mundo, su ecuanimidad y su razonamiento y está animado por el deseo de iluminar a los demás” [4].

Dejando a un lado la típica y tópica significación de la raíz latina paganus (sentido peyorativo-negativo) empleada por muchos autores, como hombre perteneciente a la aldea, rústico, infiel, el intentar definir y expresar un término de uso frecuente como Paganidad (mejor que Paganismo) en ciertos y determinados círculos culturales, al darle un giro positivo- objetivo tal como se merece, podríamos referirnos a ello como un conjunto de creencias religiosas, Fe, de nuestros Ancestros que ordenaban la vida espiritual y socio-comunitaria de aquellos hombres y mujeres. Estos seres humanos, pueblos y civilizaciones de una época muy diferente a la que nosotros vivimos, lejos de idílicas y románticas escenas (la mejor de las veces, por no mentar la visión “judeo-hollywoodiense” que nos ofrece la industria del cine), con sus problemas de subsistencia, diferentes por completo del mundo moderno, tenían presente la manifestación de lo Sagrado a través de objetos y ritmos cósmicos, integrantes de un TODO, de un TODOPODEROSO: ciclos estacionales (con sus respectivos festivales), árboles, manantiales, montañas, animales, etc., lejos de caer en un Panteísmo (tal como algunos han pretendido), su religiosidad sería una ligación al TODO, que se manifiesta en lo múltiple, de ahí sus dioses, sus sagas, sus desventuras y aventuras. Sería una “religiosidad cósmica”, primordial, en palabras de Mircea Eliade. Continua el autor: “Yo viví entre paganos, viví entre gentes que participaban de lo sagrado a través de sus dioses. Y sus dioses eran figuras o expresiones del misterio del universo, de esta fuente inagotable de creación, de vida y de bienaventuranza… A partir de ahí comprendí el interés que todo ello implicaba para la historia general del as religiones. En resumen, se trataba de descubrir la importancia y el valor espiritual de lo que llamamos Paganismo” [5].

Conviene aclarar que el concepto de Paganismo-Paganidad, tal y como lo denominamos convencionalmente, no existió como fenómeno histórico, ya que un hombre tradicional céltico, romano o nórdico, no creían “globalmente” en la Paganidad, sino que por el contrario era un hombre depositario de su tradición, druídica u olímpica. Poseían una Fe Natural, espontanea, que dio al mundo civilizaciones por milenio y medio, mutatis mutandis. El genio y espíritu europeo, pagano por esencia y naturaleza no ha tenido comparación en la historia de las civilizaciones: ”sólo por esta razón puede tener valor, aun para aquellos que no gusten del sentido del vilipendio que se da ala palabra “Paganismo”, el nombre que concreta en el fondo un concepto de vida y expresión de fe que fueron herencia de los pueblos clásicos” [6]… y de los pueblos bárbaros, bien podríamos añadir. La Europa pagana fue eso, Clasicismo y Barbarie, Saber y Regeneración.

Centrándonos en las definiciones de Paganismo, René Guénon ya nos advierte como guía para los buscadores de la Traditio, que: “… quienes llaman “Paganismo” a las doctrinas de la Antigüedad sin darse cuenta que éste es un término injurioso y bastante polémico”. Y a continuación se nos explica detenidamente el porqué: “ Fabre d´Olivet, en sus Exámenes de los Versos Dorados de Pitágoras, dice muy justamente al respecto: El nombre de “pagano” es un término injurioso e innoble, derivado del latín paganus, que significa rústico, campesino. Cuando el Cristianismo hubo triunfado sobre el politeísmo griego y romano y que, por orden del emperador Teodosio, fueron derribados en las ciudades los últimos templos dedicados a los Dioses de las Naciones, se encontraron con que los pueblos del campo persistían aún mucho tiempo en el antiguo culto, lo que hizo llamar por irrisión pagani a todos los que los imitaban. Esta denominación, que podría convenir, en el siglo V, a los griegos y a los romanos que rehusaron someterse a la religión dominante del Imperio, es falsa y ridícula cuando se extiende a otros tiempos y otros pueblos”. Y concluye de la siguiente manera: “ En realidad, hay aquí una grave confusión, entre cosas de orden totalmente diferente, y esta confusión, en quienes la han creado o quienes la mantienen, parece no ser siempre puramente involuntaria; es debido sobre todo, en el mundo cristiano e incluso también en el mundo islámico,… a enemigos o a negadores del esoterismo, que quieren así, por una falsa asimilación, hacer recaer sobre este algo de descrédito inherente a las “sectas” propiamente dichas, es decir en suma a las ”herejías”, entendidas e un sentido específicamente religioso “ [7]

Siguiendo los pasos de J. Evola, concretando la definición de Paganismo, podemos leer lo siguiente: “Con la finalidad de glorificar y afirmar la nueva fe, una cierta apologética cristiana, siguiendo la mala costumbre de desacreditar a los otros para sobrestimarse a sí misma, procedió a una deformación muchas veces sistemática y consciente de casi todas las doctrinas, los cultos y las tradiciones anteriores, a las cuales les hizo justamente comprender la designación colectiva y despreciativa de paganismo” [8].
La apologética cristiana, continúa Evola, supuestamente ha difundido la concepción pagana e la vida. Lo que hasta hoy conocemos es a través de la calumnia y como mucho del neopaganismo, a veces bajo formas idílicas o propiamente racionalista.

Influencia y Valores del Paganismo

Múltiples y variopintos han sido los escritores de narrativa, ensayo y poesía que en nuestra reciente historia europea han bebido de las fuentes del Paganismo, esos valores eternos y divinos que conforman nuestros pueblos.

Algunos de ellos son: Hölderlin, Novalis, Nietzsche, Laconte de Lisle, Louis Menard, D´Anunnzio, Celine, La Rochelle, Knut Hamsusn, Miguel Serrano, J.R.R.Tolkien, Marguerite Yourcenar, Rodrigo Emilio, Morgan Llywelin, Alvaro Cunqueiro, V.Risco, Alain de Benoist… y un largo etcétera que nos dejamos en el tintero pero que no olvidamos.

El mundo de la Paganidad tiene su atractivo. No existe una vuelta al Paganismo, sino un regreso, una apelación al Paganismo, es decir: ”no se pretende un cristianismo restaurado por el hombre occidental, sino un cambio en los valores del actual sistema, de su crisis filosófica, poética, económica… espiritual, definitivamente” [9]

No es tarea fácil, el conocer la auténtica sabiduría de las religiones paganas. Desde luego no consiste en edificar templos dedicados a Apolo, ni ofrendar sacrificios a Lugh en le claro del bosque, sino en considerar que la gnosis del “Dius Pater-Dagda-Brahma” al darnos a los dioses, no está sino en considerarlos en centros de valores, ya que las creencias, las formas y los dioses pasan, pero no los VALORES… éstos permanecen.

Dentro de la influencia que hoy en día ejerce la Paganidad, debemos observar las fiestas que nos han llegado hasta finales del siglo XX. No dejan de ser estas fiestas, con sus creencias, costumbres y supersticiones la mayor de las veces “Paganismo de tercera función”, mientras que el “Paganismo soberano” apenas nos ha llegado, ya que en materia de conversión, siempre fueron las elites las que renegaron y traicionaron a al Antigua Religión. A partir de ahí, nacieron “paganos y heréticos”, pero “un día todos han de morir, y se les cubrirá con tierra. Nadie en la tierra los recordará como guarda en su memoria al hijo a su padre y el nieto a sus abuelos. Vuestra sangre se extingue y la rosa del recuerdo no podrá florecer nunca más”, como nos relata Otto Rahn.

La fiesta aparece desde que el ser humano tiene conciencia de sí mismo y de lo que le rodea. El ser humano en relación con las cuatro estaciones, crea una serie de hitos cronológicos relacionados con los cuatro elementos de los que depende: tierra, agua, aire y fuego solar. Los elementos se convierten en símbolos y con ellos nace un arte de crear a partir de una tradición y de una identidad. Todas las fiestas, solsticios, equinoccios, se caracterizan por afianzar la sociedad. Es un medio de socialización de l ser humano a través de las relaciones que se establecen. Es el caso de la Navidad, por ejemplo, que era una fiesta para afianzar la casa, la familia, la parroquia. Pero no se limitaba a afianzar solamente las relaciones sociales de la casa o de la parroquia de los vivos, también la de los muertos. En estas fiestas siempre había un recuerdo para aquellos seres que ya no están entre nosotros, para los Ancestros. Existió toda una ceremonia, un rito, alrededor de esos difuntos.

Los símbolos paganos se adaptan con el Cristianismo, se adaptan a las nuevas creencias, por imperativo legal (que no espiritual). El echar arroz o salvado en las bodas, simbolizaba el desear fecundidad a la pareja recién casada, ya que donde hay harina hay hornos que trabajan, hay molinos, hay tierras, hay campos y animales, símbolos de abundancia. Con la actual sociedad de consumo, el valor del símbolo se transforma en valor de uso, en vez de harina o salvado, hoy en día se echa confeti. Al mediatizarse la fiesta, pierde autenticidad. Estas fiestas son muy distintivas, al manipularlas pierden su ingenuidad, su sentido primitivo, su libertad…

Pero volviendo al “Paganismo soberano” teniendo como premisa todas aquellas tradiciones, portadoras de una Philosophia Perennis, herederas de una tierra de la Luz [10], vías que conducen a un mismo fin, el hombre occidental debe ser cauto, respetuoso y virtuoso para con ellas, sabiendo que el camino espiritual a seguir por medio de la Teknos-Arjé nos lleva a al Prudentia-Frónesis trascendiendo posteriormente a la Sapientia-Sophia. Éste es nuestro yoga a seguir en las tradiciones de la Paganidad, el cual debe estar presente en nuestro modo de vida. Nuestro guía J.Evola ya nos cuenta que: ”…el mundo pagano de la vida no fue para nada el de una estúpida “inocencia” o de una licencia de carácter naturalista, salvo alguna forma de decadencia más que manifiesta. El mismo ya en su momento conoció un dualismo, que se refleja también en concepciones religiosas o metafísicas generales, como por ejemplo, en la antagonística, ya mencionada y conocida por todos, sostenidas por los arios del antiguo Irán, o como la oposición dórico-aria entre las dos “naturalezas”, entre el mundo del devenir y “supra-mundo“, o como la ario-nórdica entre la raza de los Asen y el “mundo elemental”, o como entre la indoaria entre el sâmsara, la “corriente de las formas” y mukthi, en tanto que liberación, y así sucesivamente” [11]. En definitiva, “nuestro camino” (empleando la terminología sánscrita) es Dhyana y Prajna, meditación y respiración (en el sentido védico y buddhista), camino de los dioses, camino al despertar y a la liberación.

Concebir el Paganismo es al fe del primitivo mago que enseñó a venerar las fuerzas divinas, esos centros de valores de naturaleza varia y caprichosa (aparentemente) y la fe del humilde campesino que llevó a sus dioses agrestes a la intimidad de su pagus y los sustrajo de la ferocidad de los nuevos creyentes, de los conversos, y la fe del guerrero que sólo temía que el cielo se le cayese encima o bien morir sin una espada en la mano.

“La mitología céltica, la mitología germánica, mitologías “bárbaras”, mitologías sin textos, excluidas de las escuelas, son desde entonces mitologías rurales” [12], así es, mientras los griegos y romanos sobreviven como mera literatura, porque no se puede acabar fácilmente con esas traditios, otras tradiciones son reprimidas y relegadas al mundo rural y con ello, bajo la imposición de una nueva comunidad social-individulística, como la urbana, poco a poco hasta nuestros días el sentido y el valor del clan, de familia con sus respectivas creencias se modifica. Pero, ¿ cómo no degenera y muere una sociedad donde ya no se tiene claro este orden de valores Sophia-Frónesis-Arjé?. Muchas de las sociedades tradicionales de la humanidad agonizan, incluso aquellas que aparentemente tienen defensas… es obvio que el ciclo de involución no es para la esencia de las doctrinas sino para seres humanos que conforman las sociedades.

Posteriormente, a los paganos se les asoció con corruptos, idólatras e inmorales. Pero el hombre y la mujer, ni son buenos ni son malos. Son lo son según la vida que tienen, que les ha sido dada y así lo forman y lo plasman. Las sociedades son antinaturales, predomina brutalmente lo urbano sobre lo rural… en la sociedad rural quedan los ecos lejanos de la sabiduría perdida… ¿ simplemente se adoraban ídolos? No han comprendido nada en su monolítica y desértica mente quien así lo afirme. Si algo se adoraba eran los atributos del Dius Pater, del Todo, de Odín, en cada una de sus partes que el hombre antiguo europeo desarrollaba, incluso limitado por la vocación dentro de la sociedad trifuncional. “No hay identidad de los individuos o de los pueblos sin tener en cuenta los intereses que los han producido, la fuente de la que provienen. Igual que ayer era grotesco espectáculo el ver denunciar los “ídolos” paganos por los misioneros cristianos adoradores de sus propios idolillos, hay algo de cómico en los que denuncian el pasado europeo y no cesan de alabar la continuidad judeocristiana y de reenviarnos al ejemplo “siempre actual” de Abraham, Jacob, Isaac y otros beduinos protohistóricos” [13] .

Para nosotros paganos cultivados, todos los dioses son igualmente respetables, puesto que representan múltiples rostros de una misma Divinidad, todos por el TODO, todo por Él (caer en lo contrario es de mentalidad semítica). Una buena prueba de que los dioses pueden existir la tenemos en Séneca, un paganismo soberano y propio de la virtus romana: “ si al tiempo probáramos que la providencia está al frente de todo y que Dios se ocupa de nosotros, pero que ya existe el acuerdo de arrancar una parcela al todo y resolver una sola de las objeciones mientras el pleito se mantiene íntegro, haré algo no difícil; defender la causa de los dioses”. Prosigue en su dialogo de la siguiente forma: ”…el hombre bueno sólo difiere de Dios por la duración. Es discípulo suyo, emulador y verdadero progenie: el Padre, magnífico, exige la virtud sin contemplaciones; tal como los padres severos, le educa con extrema dureza. De modo que cuando veas que hombres buenos, gratos a los dioses, se esfuerzan, sudan, ascienden por lo escarpado, y que los malos disfrutan y se dejan arrastrar por los placeres, piensa que nosotros nos complacemos con la moderación de nuestros hijos… Quede claro para ti eso mismo sobre la divinidad: no mima al hombre bueno, lo pone a prueba, lo endurece, lo prepara para ella” [14].

Desde luego, queda claro, que el hombre pagano no consiste de ninguna manera en imaginarse libre de toda obligación o todo apremio, sustraerse a un examen de conciencia. Vivimos en estado de ignorancia por naturaleza, nuestra misión alquímica es librarnos de la angustia existencial, así como de buscar a Dios y no caer en el deshonor. Esta es la idea de los maestros clásicos, como Séneca, Platón, Jenofonte de Colofón, Pitágoras, Hesíodo, Anaximandro de Mileto, Heráclito de Éfeso… personas portadoras de una herencia y un dharma (por emplear el término sánscrito). Nuestra herencia y ley es abundante, sólo debemos ser conscientes y ponerlo en práctica con uno mismo, hombres buenos, bonhomes, virtuosos y rectos en su modo de ganarse la vida, en sus palabras, acciones, devoción, atención y meditación. Ya tenemos tarea por delante, un camino del que debemos apartar los tres venenos (codicia, odio, envidia) e interpretar la belleza y el bien que nos llevan a la Verdad.

Si uno siembra fuego, así lo recogerá, si le gusta el caos, no puede ser un hijo del Orden, nuevo y antiguo. Cuando un hombre reencuentra el monismo pagano a través de teogonías y cosmogonías, comprende como Jenófanes de Colofón que “uno solo es Dios, entre los hombres y dioses el más grande, ni en cuerpo parejo laos mortales, ni en entendimiento. Todo Él ve, todo Él entiende, todo Él oye, sino que sin esfuerzo, con la decisión que le da su entendimiento, todo lo conmueve. Y siempre permanece en el mismo sitio, sin moverse en absoluto” [15].

Auténticos tratados de teología pagana, con diversas disciplinas, podemos encontrar si nos molestamos un poco en los textos de nuestra historia de la religión y filosofía indoeuropea. Podemos descubrir las maravillas de los atributos de Odín en el Gylfaginning (Eddas), en el Leabar Ghabhala irlandés, la sucesión de razas desde Hiperborea hasta nosotros, hijos del sigloXX de los Thuata dè Dannan. En Anaximandro de Mileto, con su pequeño legado filosófico descubriremos grandes semejanzas y paralelismos con textos como el Vishnû Purâna. Con relación a los mundos infinitos que se forman y disuelven periódicamente o con otros como el Chândogya Upanishad con referencia a los seres que se originan en el “espacio” y al “espacio vuelven”, entendiendo la manifestación del espacio como la sílaba sagrada OM (…el poder de la Palabra druídico?). Por otro lado los textos atribuidos a Pitágoras de Samos y discípulos, muy relacionados con el Zoroastrismo, contando entre sus reglas la creencia en la abstinencia de carne, la transmigración de las almas, el misticismo del número, el dualismo Yin-Yang. Heráclito de Éfeso, creyendo en su aproximación a Dios que es día-noche, invierno-verano, guerra-paz, abundancia-hambre, pero se torna otro cada vez, igual que el fuego, cuando se mezcla con los inciensos, se llama según el gusto de cada uno.

Seguimos con Platón, donde nos expone a lo largo de su maravillosa obra la Metafísica, la Antropología y la Política. Si nos detuviésemos a entender y comprender las obras de los maestros antiguos, tendríamos claro que el camino es siempre el mismo, con bondad, virtud, fuerza, pureza, genialidad, fecundidad… las disquisiciones entre politeísmo y monoteísmo no tendrían ya sentido. Con lo cual, esa idolatría achacable ha existido y existe en todos los tiempos y lugares, es la sincera manifestación de las muchedumbres que no supieron elevarse ala Divinidad sin necesidad de intermediarios materiales. En la Paganidad, el hombre está libre, no existe esa idea de “lavar los pecados “.

Mente serena, corazón abierto y un cuerpo sano… la serenidad y la calma, el orden, la armonía, la disciplina… son consecuencias de ese esfuerzo sobre uno mismo. Que el retorno a las energías naturales impone y permite obtener, porque la Belleza y la Armonía constituyen en la auténtica sinceridad del corazón, la unidad del Espíritu, el acuerdo de lo exterior y lo interior.

En el mundo de las tradiciones paganas, no existe ese concepto de “revelación” de las tradiciones semíticas. La Fe no se explica, se siente y Dius Pater, Allförd, no tiene términos precisos porque la fe es espontánea, sincera, todo por el Dios ignorado, el que sentimos ser y no sabemos cómo es, el Dios que está en nosotros y fuera de nosotros, ”lo sagrado no se encuentra fuera sino en el interior de nosotros mismos. Pues Dios no es sólo del cielo sino también de la tierra, él no nos espera tras la muerte sino que nos ofrece la creación y la vida. Dios está presente en los misterios de la creación y de la naturaleza. Está en el sol, en las estrellas, en el día y en la noche, en los árboles y en las olas. Dios nace con las flores y muere con las hojas; respira con el viento y nos habla en el silencio de la noche. Es la aurora y el crepúsculo, la bruma y la tempestad. Dios se encarna en la naturaleza. La naturaleza se expande sobre la tierra y ésta se perpetúa en la sangre” [16].

Diógenes Laercio escribió que Dios, la inteligencia, el destino, Zeus, son un solo Ser, y aún es nombrado de muchas formas. Lo cierto es que muchas religiones, por no decir también todas, se han formado a partir de una revelación, desde la de Aquenatón a la del Buddha, desde el Vedanta hasta el Druidismo… lo cierto es que es preciso denunciar el dilema – querella entre las religiones reveladas y las otras. Jean Markale trata esta falsa querella denunciando lo que según el imperialismo y el sectarismo de la Iglesia Católica Romana y el Islam siempre han pretendido detentar la Verdad única y definitiva. Las religiones se han constituido a partir de una revelación, cualquiera que ésta sea, las religiones todas son reveladas, o por el contrario ninguna lo es, así de sencillo. El Zen nos enseña esto como lo primero a tener en cuenta, no hay nadie en posesión absoluta de la Verdad, sólo la Verdad es absoluta en sí y nada más. “Pero los relatos fundadores del Cristianismo o del Islam no son más creíbles que los del Hinduismo, la Religión Griega o el Druidismo. No es dar prueba de agnosticismo el afirmar esta evidencia, es únicamente pretender que nadie tiene derecho a pensar que es el único y exclusivo depositario de la Verdad” [17]. Ideológicamente, en el lenguaje bíblico, siempre ha interesado vincular el endurecimiento del corazón con el estado de paganismo, creo que con objetividad desde la luz de la Tradición primordial, esto es injusto, impropio, subjetivo y falto de argumentos. Simplemente estrategia y manipulación partidista. Es el sí a la Vida, sin deshonor, frente a los supuestos pecados originales. Vivimos en estado de ignorancia todos los seres humanos hasta que no somos conscientes de nuestra auténtica naturaleza, de nuestro verdadero ser.

Recuperar el arte de vivir con honor, con justicia, con belleza, con virtud, con compasión hacia los seres, necesitar de lo sagrado en la alimentación e incluso en nuestra vida sexual, es recuperar valores y un centro en nuestra vida. Ya no poseemos esos dioses arquetípicos, pero sí esos valores divinos, tan necesarios para la existencia como a las fuerzas de la naturaleza. Ésta es nuestra búsqueda del Grial.

Tradición, Sangre y Tierra

Recapitulando y habiéndonos detenido un poco en lo anteriormente dicho, debemos tener en cuenta este orden: Dios Todopoderoso lo primero, no se entiende sin la sangre y la tierra.

Sangre es ante todo familia, la sippe germánica, el clan céltico, el patrimonio romano. Los lazos de pertenencia familiar y consanguinidad, son una asociación que se forma espontáneamente y que decae a lo largo de los siglos. Si se pierde la conciencia de la auténtica familia en esta sociedad individualista, estamos perdidos. Si nos aseguramos una defensa (tanto disuasoria como vengadora) para nuestros derechos y promoción social y personal, no estamos formando un auténtico clan, en el peor de los casos un sucedáneo. Ya quedan en Europa pocos clanes, pocas familias con conciencia de sangre (y no precisamente en la actual y peripatética Nobleza). No se tiene en cuenta a los Ancestros, a veces parece un tema demasiado “orgulloso”, pedante e incluso un tema tabú. Ni lo uno ni lo otro. Con la Sangre nos perpetuamos, gracias a la Sangre estamos aquí, disfrutando y padeciendo una civilización europea que agoniza, que pierde valores cada día que un anciano muere.

Nuestras tradiciones de la Paganidad europea, no son regeneradas directa y globalmente, pero la tradición de Europa vio una puerta abierta a una regeneración (no sabemos hasta qué punto), contemporánea, moderna, en el Nacionalsocialismo. El estado nacionalsocialista es creado por y para los hombres y mujeres, que basados en los mismos principios de Dios, Sangre y Tierra, comienzan a construir los principios populares y aristocráticos se funden en un hombre inspirado por Dios bajo la consigna de Ein Volk, ein Reich, ein Fürhrer.. Este hombre y estos hombres europeos tienen un gran trabajo por delante que se verá truncado con el ascenso al poder de los aliados y demás mafias. La misión regeneradora de los valores divinos es abortada por los valores demoníacos.

Frente al mundo decadente del individuo, sólo podemos reducirnos, por el momento, a nuestro clan y a quienes como nosotros piense. Frente a la masa que vive en ignorancia, sólo podemos reivindicar una elite despierta y vigilante, siempre alejada de sectarismos.

No conocemos avatâras que hayan vuelto a regenerar conjuntamente desde hace tiempo los valores eternos de nuestras tradiciones paganas, entendiendo el término avatâra, como un dios “descendido” que “… es una ”apertura” que nos permite ver al Dios que está inmutablemente “en lo alto”. (Lo que “se encarna” en el Avatâra es un aspecto de Buddhi, como Vishnú o Shiva, no es Atma en sí)” [18]. Lo cierto es que esto no es vital para nuestras vidas, no nos va a librar de nuestra angustia existencial de sí hubo o no avatâras, ciertamente, debemos seguir un camino, cada cual el suyo, con unos valores y una práctica diaria en nuestra vida cotidiana. Ojalá nuestros ojos puedan ver y nuestros corazones percibir el regreso de nuestro Rey. Y si no, tanto da, seguiremos viviendo conscientemente con nobleza y vigilancia, como hijos de un orden, del Orden, frente al actual caos. Seguimos viviendo nuestra religiosidad pagana, enriqueciendo la vida auténtica y aplastando la ignorancia, el odio y la codicia. ”Para los indoeuropeos, honrar a una Divinidad, “adorarla” era sobre todo educación y cultivo del instinto de la veneración y el respeto, un colere entre los romanos, un therapeúein entre los griegos” [19].

Entre el hombre y la Naturaleza, entre la sangre y la tierra, siempre hubo y hay una relación sutil y especial, diríamos que íntima. Retornar a esa comunión entre la Naturaleza y nosotros es buscar nuestra propia naturaleza. Es fundir en un mismo metal átomos diversos creando una robusta y transmisible aleación, si bien “en tal dependencia, en materia de doctrina hay que distinguir sin embargo un doble aspecto, naturalista el uno, sobrenatural el otro, lo cual remite a la distinción ya indicada entre el “totemismo” y la tradición de una sangre patricia purificada por un elemento de lo alto”. Prosigue Evola puntualizando que “… ley de sangre y de la estirpe, sea como ley del suelo. Aunque se despierte sin embargo en ellos el sentido místico de la religión a la cual pertenecen, tal sentido mora más allá del nivel del mero “telurismo” “. [20]

Es importante tener esto en cuenta, los Ancestros, la Naturaleza, son valores muy importantes en los que debemos ahondar nuestras raíces, como si fuésemos un árbol sagrado, con profundas raíces y ramas que se elevan hacia las estrellas y los cielos. Estos dos valores son fundamentales, nociones importantes en las cuales reside buena parte del alma pagana, aunque no es el centro.

Debemos saber que “con la sangre no se transmitía en ellos ninguna cualidad de carácter trascendente y ninguna “forma” confiada a una tradición ritual rigurosa y secreta regía su vida” [21]. Tenemos una voz, un recuerdo, una memoria dentro de nuestra sangre, que si sabemos escucharla enriquece nuestra vida y nos conduce a nuestro verdadero Ser. Para ello, para bien de dicho recuerdo y no caer en otra forma de involución, la sangre debe permanecer limpia “la unidad y la pureza de sangre estarían en la base de la vida y de la fuerza de la civilización, la mezcla de la sangre sería la causa inicial de la decadencia. La sangre, la pureza étnica, son elementos que también en las civilizaciones tradicionales poseen un valor: valor que sin embargo no es tal de permitir usar para los hombres criterios por los cuales el carácter de la “pura sangre” decide perentoriamente para las cualidades de un perro o de un caballo –como al respecto han formulado algunas ideologías modernas. El factor “sangre” o “raza” tiene su importancia, puesto que no es “psicológicamente” en el cerebro y en las opiniones del sujeto – sino en las mismas fuerzas mas profundas de vida que las tradiciones viven y actúan cual energías típicas formativas” [22].

No llega con tener casta, hay que ser merecedor de ella, ello se demuestra con nobleza de carácter, apartando la mezquindad. La tierra que pisamos debemos hacerla nuestra, respirando con ella, observando sus ritmos y ciclos, como obra prístina del Todopoderoso, del Allförd nórdico, del Dagda céltico, del Júpiter-Dius Pater romano, del Brahma indoario.

Estamos en tiempos de disolución de todo lo sagrado, poco a poco y gradualmente se va ocultando. La sangre se diluye, en Europa empieza una poco sana relación de sangres y ello es síntoma (digan lo que digan) no de mestizaje cultural, sino de mezquindad, disolución, degradación, definitivamente, destrucción de la auténtica Tradición Europea, (así como de la pérdida de identidad étnica y espiritual de otras tradiciones producidas por ese esperpéntico fenómeno llamado globalización). “El ocaso de la sangre es, al mismo tiempo, el ocaso de los dioses. La sangre pierde su significación espiritual, se seca, los antepasados callan. Comienza la lucha de todos contra todos. En lugar de sabiduría divina de los mitos se pone al intelecto mecánico, en el lugar de la interpretación del culto, la eficacia egoísta dentro del mundo de las muchas cosas. La libertad individual es comparada con muerte y decadencia. Estos sucesos humanos se reflejan en el cosmos como derrota de los dioses luminosos frente laos poderes oscuros. De manera poética la Edda expone así: el miedo invade al mundo, hasta los mismos dioses se sienten amenazados por la muerte de Baldr, porqué éste, como ninguna otra figura, es la expresión más luminosa de la espiritualización de la naturaleza” [23].

Dios, Sangre, Tierra, todo es un centro, nuestra religiosidad y nuestra lucha. No podemos concebir nada independientemente, no tendría sentido sino fuese conjuntamente. Si creemos en la restauración del Imperium, y en este centro verdadero de nuestro Ser que es Dios, quedarán siempre implícitos los valores de los Ancestros y de la naturaleza.

Finalizando este ejercicio de memoria y reflexión, creyendo haber aportado una pequeña defensa al saber y a la religiosidad indoeuropea, acabamos con una última cita a modo de conclusión, por parte de una persona que desafortunadamente no pudo realizar el sueño de millones de europeos de restaurar unos principios y valores propios al mismo tiempo que universales: “…no se puede traicionar toda una vida ni el sentido y fin que le hemos dado. Nada se logra si esta obra no se basa en un gran imperativo y éste no nos ha venido de ningún jefe terrenal, nos ha venido del Dios que creó a su pueblo” [24].

Federico Gulfáriz

Artigo escrito em Jainero (Lúa de Neve)do 1998

E revisado em Setembro (Shedding)do 2000.

NOTAS

[1] Vicente Risco, “Mitología Cristiana” ED. Galaxia 1994. Obras Completas, pág. 378.
[2] Celso, “El discurso verdadero contra los cristianos”. Alianza Editorial, pág. 60
[3] Eustaquio Sánchez-Salor. “Polémica entre cristianos y paganos” Ed.Akal/Cl. 1996, pág.63
[4] “Ashtravakra Gitâ”. Ed. José Olañeta, 1983, cap.IX, p ág. 28.
[5] Mircea Eliade, “La Prueba del laberinto”. Ed. Cristiandad, 1980, pág. 58.
[6] G. Costa, “Apología del Paganismo”. Ediciones Españolas 1926, pág.25
[7] René Guénon, “Consideraciones sobre la iniciación” EXCALIBUR XV, 1989, pág. 69
[8] Julius Evola, “La Raza del Espíritu”, Ed.Heracles, Cap.IV, pág.147.
[9] Alain de Benoist, Guillaume Faye, “Las Ideas de la Nueva Derecha” Capítulo “La Religión de Europa” Ed.Nuevo Arte Thor, 1986.
[10] Ver “La Tierra de la Luz”, de Christopher Levalois, Ed. Obelisco, 1989.
[11] “La Raza del Espíritu”, op.cit, pág.149.
[12] “Mitología cristiana “, op.cit. pág. 13
[13] “Cómo ser pagano” de Alain de Benoist, Ed.Drakkar, p ág.13
[14] “Diálogos” de L.A.Séneca, “De Providentia”. Ed.Altaya, 1994
[15] “Filósofos presocráticos”, en el capítulo “Acerca de la Naturaleza” de Jenofanes de Colofón. Ed.Altaya, 1995.
[16] “El Sol reencontrado de los hiperbóreos” de Jean Mabire. Col.Iskánder nº3, pág.146.
[17] “Druidas” de Jean Markale. Ed Taurus 1989, pág. 54
[18] “El esoterismo como principio y como vía”, F.Schuon. Ed.Taurus, 1982, pág.58-59.
[19] “Religiosidad indoeuropea”, H.F.K. Günther, Colección Janus, 1997, pág.167.
[20] “Rebelión contra el Mundo Moderno”, Julius Evola, Ed.Heracles 1984, pág.203.
[21] Op. Cit. Pág.71
[22] Op. Cit. Pág.95
[23] “La Corte de Lucifer”, Otto Rahn. Ed.Internacionales Rigal, 1992, pág. 218
[24] Discurso de Adolf Hitler en el congreso del partido en Nuremberg 1934)

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Anillos Concéntricos

marzo 12, 2009

Existió un pensador de aguda pluma y más afilado pensamiento: se llamaba Hegel.

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Una parte de su obra la dedica a la idea de trascendencia.

Según él, esa idea asume el reto de la afirmación-negación ontológica en cuanto a la identidad.

La identidad, para Hégel, asume la forma de «anillos concéntricos». Curiosamente la descripción realizada por la antigua civilización Atlante se correspondía con un esquema de reinos construidos en forma concéntrica según el orden jerárquico de sus integrantes.

Según Hegel, quien concuerda con la sabiduría de la Tradición Primordial, el anillo central, lo ocuparía el individuo. El siguiente nivel, la familia. Luego, el municipio o la localidad. Después, la provincia o región. La nación. Europa. El mundo o la humanidad entera… no es una clasificación única ni exhaustiva, pero es relevante en cuanto a la idea hegeliana de identidad. Puede haber otra clasificación de estos anillos concéntricos.

Hégel diría que, cuando trascendemos un nivel, cubrimos las necesidades identitarias del nivel anterior. Cuando alguien “lucha” por su familia, lo hace también por el individuo, por uno mismo. Cuando lo hace por su nación, también lo hace por él, por su familia, región, y demás niveles trascendidos hasta el nivel de nación. Cuando se trasciende hasta la humanidad, se hace por todos los niveles.

Tomando como referencia esta teoría, podemos observar algunos ejemplos prácticos que no la cumplen.

La sociedad democrática actual, imbuida en el materialismo más flagrante auspiciado por el capitalismo genocida limita la identidad al primer nivel. A lo sumo, al segundo, al de la familia. Las consecuencias, son evidentes: alienación, deshumanización, pérdida de espiritualismo y credenciales históricas, envidia, desarraigo, etc. En esta sociedad, prima el individuo, el “ego”, la identidad se reduce al yo, todo lo demás no importa.

Cuando uno no se preocupa de su entorno, político, social o cualquier otro, éste se acaba destruyendo. La nación pasa a ser un recuerdo del pasado, la identidad étnica una farsa, Europa una quimera, la UE un instrumento de control económico, etc.

El materialismo marxista también acaba con la idea hegeliana de trascendencia. Según Hégel, los marxistas no trascenderían. El marxismo se coloca en el nivel superior de la humanidad para eliminar todos los inferiores. Por un lado, esto se reviste y se propaga como un medio de solidaridad al destruir la superestructura (que, salvando las diferencias, podríamos asimilar a los niveles inferiores al de humanidad) que ata a los obreros del mundo. En este nivel sólo hay obreros. No hay obreros de un u otro país, nación, continente, cultura u otros niveles de identidad, porque han sido destruidos. Solo importa el nivel superior, como en el capitalismo, el inferior. Las consecuencias son, como en el liberalismo del capital, evidentes: destrucción de todo tipo de identidad personal, nacional, histórica, cultural y espirítual. Los sujetos pasan a ser la rex pública al servicio del ente supremo, la humanidad. La mujer y el hombre dejan de serlo para convertirse en parte de esa masa gris, sin identidad e indiferenciada que es el concepto de humanidad.

Sin embargo, hubo un espacio de tiempo en el siglo XX en que esto dejó de ser así:

Durante la Alemania nacionalsocialista, las Waffen-SS representaron un claro ejemplo de máxima combinación de todos los niveles étnico-culturales. Albaneses, armenios, belgas, croatas, checoslovacos,daneses, estonios, españoles, finlandeses, franceses, griegos, holandeses, ingleses, italianos, letones, lituanos, noruegos, rumanos, rusos, suecos, ucranianos… lucharon al lado del Reich. ¿Por Hitler?, no. ¿Por su país?, tampoco. Luchaban por todos ellos y por muchos más. Lucharon por la defensa de Europa frente al enemigo comunista y capitalista y al hacerlo por ella, por Europa, lo hicieron por todos los niveles inferiores.

La División Azul es otro buen ejemplo de nuestra historia reciente. En España se había vencido el peligro bolchevique. Pero voluntarios de gran valía se marcharon a miles de kilómetros a luchar por lo que algunos llamaban “la guerra de otros”. Pero nada más lejos de la realidad, lucharon por una Europa unida, por el nivel más alto de los pueblos europeos. Y al luchar en este nivel, lo hacían por ellos, por sus familias, por su nación.

Algunos consideran que al luchar por tu nación, luchas por Europa. Esa concepción en realidad es un error. Cuando alguien lucha por su nación, lucha solamente por su nación. La lucha cubre todos los niveles inferiores hasta el de nación, nada más.

Hasta 1939 esa »tradicional» lucha por la nación sembró Europa de guerras fraticidas lamentables, pues toda guerra entre europeos es una guerra entre hermanos. Para evitar repetir los errores del pasado, los pueblos europeos deberán mantenerse unidos en un mismo espíritu común, en defensa de nuestra identidad, la lucha ha de estar en el nivel Europeo.

En definitiva, luchar a ese nivel no está reñido con luchar a otro nivel inferior. Lo importante es que esa lucha no sea incompatible, es decir, que se trascienda. El que lucha por su nación ha de ser consciente que también lo hace por los niveles inferiores. El que lucha por Europa ha de comprender que lo hace por su nación y los niveles inferiores. De lo contrario, no tendría sentido la identidad, sería lo mismo que el marxismo.

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Los Orígenes de Europa

marzo 11, 2009

»… los primeros hombres, con ojos de color de cielo y cabellos de color de luz, engastaron en sus dagas de sílex la Piedra de Luna… pusieron en movimiento las aspas del sol y se adueñaron de la Tierra por añadidura. Buscaban Avalón en este mundo y la Piedra de Luna tuvo para ellos significado diferente. El Guía fue el primer Caminante de la Aurora y su nombre cambia en las Edades. La Piedra de Luna estuvo entre sus cejas. La daga de sílex en sus manos. La Tierra bajo sus plantas. La piel del Carnero fue el emblema que se mecía al viento de esas edades.»

M. Serrano, Las Visitas de la Reina de Saba

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En 1933 Werner Jaeger en la introducción a Paideia (2000, 4-5) afirmaba que:

«…nuestra historia -en su más profunda unidad-, en tanto que sale de los límites de un pueblo particular y nos inscribe como miembros de un amplio círculo de pueblos, «comienza» con la aparición de los griegos. «Comienzo» no significa aquí tan sólo comienzo temporal, sino también arjé, origen o fuente espiritual, al cual en todo grado de desarrollo hay que volver para hallar una orientación (…) No se trata sólo del sentimiento de un parentesco racial, por muy importante que este factor sea para la íntima inteligencia de otro pueblo. Cuando decimos que nuestra historia comienza en Grecia, es preciso que alcancemos clara conciencia del sentido en que en este caso empleamos la palabra «historia» (…) que se funda en una unión espiritual viva y activa y en la comunidad de un destino, ya sea la del propio pueblo o la de un grupo de pueblos estrechamente unidos. Sólo en esta clase de historia se da una íntima inteligencia y un contacto creador entre unos y otros (…) Esta comunidad existe entre la totalidad de los pueblos occidentales y entre éstos y la Antigüedad clásica. Si consideramos la historia en este sentido profundo, en el sentido de una comunidad radical, no podemos considerar al planeta entero como su escenario y, por mucho que ensanchemos nuestros horizontes geográficos, los límites de «nuestra» historia no podrán traspasar nunca la antigüedad de aquellos que hace algunos milenios trazaron nuestro destino».

Esta extensa cita del helenista alemán condensa las ideas que han flotado en el ambiente ilustrado europeo sobre nuestros orígenes durante los últimos siglos: es en la Hélade donde nace, lo que en función de nuestra autopercepción, denominamos Europa. Y esta idea, permanece más de medio siglo después plena de vigor.

Efectivamente, es indudable que Europa es depositaria de un inmenso legado griego, legado rico en luces pero en el que existen también algunas sombras de las que proceden algunos de los rasgos más problemáticos que caracterizan al Occidente de un ayer reciente y a la práctica totalidad del mundo de hoy. Sin embargo, Grecia, más que nuestro origen, constituye el espejo más bello al que nos hemos asomado los hombres de Occidente buscando la imagen arquetípica que internamente sentimos como propia. El hombre europeo de todos los tiempos intuye que para los helenos al igual que para él, por decirlo con A. Romualdi (2003, 42), «El kòsmos es lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño, el Orden del Universo y el del cuerpo humano. La última instancia del mundo de los cuerpos y de la sociedad es el Orden, al igual que el del conocimiento es el Ser». En realidad, Grecia no es el origen de Europa, Grecia es Europa. Grecia constituye uno de los más bellos capítulos del devenir del hombre occidental sobre este mundo. Porque la Hélade no surgió de la nada, no fue una creación en el vacío, sino que sus raíces se hunden en lo más profundo de la prehistoria europea, raíces que comparte con el resto de pueblos de este continente. Y son esas raíces las que, floreciendo de esa manera única, han dado forma a esa imagen que permanecerá ya por siempre en el espíritu del hombre europeo.

Porque los orígenes de Europa se remontan muchos milenios atrás.

Hace alrededor de 40.000 años hace aparición repentinamente sobre la superficie de nuestro continente un tipo humano del que hasta ese momento no se ha tenido noticia. Su aparición casi simultánea por toda la superficie de Europa al sur del frente helado de los glaciares, o quizás su prodigiosamente rápida expansión, plantea en la actualidad incógnitas muy difíciles de resolver. Estos hombres, diseminados por vastísimos espacios, son portadores de una cultura material asombrosamente homogénea, que la arqueología conoce como Auriñaciense. Los restos fósiles, no muy abundantes, nos hablan de hombres de talla elevada y cráneos dolicocéfalos de una capacidad media superior a la actual, mandíbulas cuadradas y mentones prominentes. Es el denominado tipo de Cromañón, que subsiste en la actualidad, sin apenas variación, en el denominado tipo dálica, que se concentra especialmente en la Europa nordoccidental (1). Junto a este tipo se encuentra el denominado tipo de Brno que difiere del anterior por un frontal más estrecho y huidizo, de fuertes arcadas supraorbitarias y una cara más alta y prognata (2) (Delporte 1998, 29-35). La ruptura que supone la brusca irrupción del Auriñaciense es total. Pocos milenios después los neandertales desaparecen de la faz del continente y es probable que los últimos individuos que murieron en el sur de la Península Ibérica fueran los últimos de su especie.

Se ha afirmado a veces que el Paleolítico Superior en Europa parece más un prolongado epílogo que el prólogo de un amanecer. Todavía en el Avesta, en el Veda o en los testimonios tradicionales célticos podemos encontrar ecos de la nostalgia con la que los antepasados de celtas e indoiranios miraban hacia los hielos del Norte, de la memoria del Airyana Vaejo, la Patria de los Orígenes… Quien sabe, pero en todo caso la ciencia no está en condiciones de afirmar demasiado sobre los milenios que preceden a esta súbita aparición (3).

A. Romualdi (2002, 35-6) describe así los milenios que siguen a la llegada del hombre a Europa:

«Durante decenas de miles de años una profunda cubierta de hielo se extendió por toda a Europa septentrional, alcanzando el curso inferior del Rin y los Cárpatos. En aquella época la Europa central era una tundra polar, mientras en la Península Ibérica vivían grandes manadas de renos y de bisontes. Las comunidades humanas que permanecieron en el continente se concentraban principalmente las costas atlánticas, donde el clima marítimo y la Corriente del Golfo, junto a una gran cantidad de abrigos y cavernas, ofrecían condiciones de vida más tolerables (…) En esta eterna estación de niebla y hielo, semejante a un día de noviembre, húmedo y frío, no lo suficientemente gélida como para impedir la vida pero sí lo bastante como para hacerla dura y difícil, creció un tipo humano de pigmentación débil y ojos claros, mal adaptado a la luz y al calor del sol, pero alto, robusto, duramente seleccionado y provisto de mesura, firmeza y tenacidad, a partir de la raza de Cromañón (…) en aquel clima de continuo invierno, este tipo humano desarrolló las características propias de la gente del Norte, características que encontraremos posteriormente entre los pueblos indoeuropeos: la actitud investigadora e inventiva, una cauta prevención y unos duros criterios selectivos».

Hacia el 20.000 a.C el complejo Auriñaciense se transforma para dando origen al periodo Solutrense, el cual se prolonga apenas durante dos milenios para dar paso al Magdaleniense, la era del arte parietal cuaternario, que durará aproximadamente hasta el 10.000 a.C. A partir de este momento la retirada de los hielos hacia el norte se acelera y un milenio después el hombre se ha asentado en la zona más septentrional del continente.

Siguiendo la retirada de los hielos y a las manadas, los humanos han poblado con relativa densidad la llanura nordeuropea y la cuenca del Báltico. Las comunidades del Norte comienzan a mostrar una acusada personalidad frente al complejo mediterráneo que comienza igualmente a afirmarse. Escribe C.H. Boettcher (1999, 2 : «En resumen, se evidencian ya al menos desde el mesolítico una separación de Europa entre dos complejos de población, tal y como ocurre en mayor o menor medida en la actualidad. Uno presenta un tipo humano más robusto y más bien despigmentado, mientras que el otro es mas grácil y más bien oscuro. No obstante, ambos son európidos. Con todo el complejo nórdico no está circunscrito al territorio de la Europa septentrional y nordoccidental. Alcanza, presentando toda variedad de particularidades, desde las costas bretonas a los ríos ucranianos.» y algo antes (1991, 15): «Ambos grupos de población európidos se separaron al menos desde el Mesolítico y se diferenciaron también de manera llamativa en lo relativo a sus ritos funerarios. En el Norte se enterraba a los muertos en decúbito supino, con la mirada dirigida hacia el cielo, en el Sur flexionados, en el seno materno de la Tierra». Dos ritos que testimonian el contraste entre dos mundos que no tardarán en entrar en colisión.

A partir del noveno milenio se constata toda una serie de desarrollos socioeconómicos que transforman las culturas epipaleolíticas de Hamburgo y Ahrensburg en el complejo de Maglemose, el cual abarca desde Gran Bretaña, entonces unida al continente, hasta las costas orientales del Báltico, un mar cerrado en aquella época (mapa 1). La caza estacionaria y el desarrollo de una pesca de bajura favorecieron el sedentarismo de las poblaciones asentadas en las cercanías de las costas. Los desarrollos técnicos, las características del Mar del Norte, entonces una especie de enorme bahía, y el arrojo de los hombres llevan a la pesca de altura: el resultado es el establecimiento de comunidades muy estables y prósperas. La caza zonal comunitaria y las exigencias de la vida en el mar contribuyen a desarrollar fuertes vínculos jerárquicos y tradiciones marciales entre los grupos masculinos.

A mediados del VI milenio, con su territorio dislocado por la crecida del nivel del mar, la cultura de Maglemose entra en crisis, transformándose en su zona central (Escandinavia meridional, Jutlandia y norte de Alemania) en la cultura de Ertebølle-Ellerbeck (mapa 2). En ésta se van a acentuar los rasgos antes citados: la navegación marítima y fluvial conoce un auge extraordinario y la red fluvial de Mitteleuropa septentrional se convierte en una tupida red de comunicación, con el Elba como eje principal. Se desarrollan una agricultura de azada y la ganadería, labores que quedan en manos de la mujer mientras que el hombre se dedica a la caza y a la pesca. Este complejo, muy próspero cultural y económicamente, se expande siguiendo las cuencas fluviales hacia el oeste, hacia Polonia (Cultura de Janislawice) y hacia Ucrania donde, con toda probabilidad, grupos salidos de su seno darán origen a la Cultura del Dnieper-Don. Es en la Cultura de Ertebølle-Ellerbeck donde comienza a cristalizar la lengua indoeuropea.

Medio milenio antes de que comenzase a tomar forma la Cultura de Ertebølle-Ellerbeck, empieza a producirse un fenómeno de naturaleza muy diferente. Desde la zona balcánica, el antiguo solar de la Cultura de Vinça, de lejanas raíces próximo-orientales, comienzan a migrar hacia el norte pequeños grupos de colonos agrícolas. Practicando una agricultura de rozas y un rápido abandono de las tierras esquilmadas, estas pequeñas células de hombres de raza mediterránea van infiltrándose por la Europa central siguiendo el curso de los ríos. Gentes pacíficas y desarmadas, portan consigo la costumbre del enterramiento flexionado y un sistema de creencias en el que el principio materno-colectivista juega el rol principal. Se trata de la denominada Cultura de la Cerámica de Bandas o Cultura Danubiana. Su progresión hacia el norte les lleva a entrar en contacto con la población mesolítica centroeuropea, al sur de la llanura septentrional. Estos encuentros tienen como consecuencia un proceso de aculturación mutuo y la cristalización de culturas como la de Rossen, en la que se conjugan tradiciones cazadoras y guerreras con las nuevas traídas por los colonizadores meridionales y en la que, a diferencia de otros casos paralelos, predomina el componente étnico nórdico.

El choque entre las dos culturas en expansión, una guerrera, Ertebølle-Ellerbeck, y otra pacífica, la Danubiana, era tan inevitable como previsible fue su resultado. A unas primeras épocas en las que los navegantes fluviales de Ertebølle-Ellerbeck comerciaron, saquearon y sometieron a tributo a las comunidades de la Bandkeramik, sucedió la gran era de la expansión y del sometimiento in situ. Una sociedad que ya había conocido un fuerte desarrollo jerárquico interno encontraba el camino abonado para establecer unas estructuras políticas y sociales de dominio, que bien podríamos calificar con C.-H. Boettcher de feudales, sobre las comunidades de colonos agrícolas. Y este proceso va conducir a la formación de lo que Marija Gimbutas calificó como el «Reich de los Vasos de Embudo». Esta cultura aparece alrededor del 4.300 a.C mostrando rasgos muy homogéneos. Su área de expansión puede verse en el mapa 4. Las fechas obtenidas muestran a los grupos septentrional y oriental como los primeros en constituirse, pero la formación del resto es casi inmediata y coetánea entre sí. Actualmente no existe controversia entre los especialistas sobre el hecho de que es en las presiones guerreras de los grupos septentrionales donde se encuentra la génesis de esta cultura (Boettcher 2000, 151-3) y que esta unidad sin duda se fundamentó en la expansión de un estrato dominante fuertemente vinculado entre sí que utilizó la navegación fluvial como vía de conquista y de interrelación.

Existe cierta tendencia a sobrevalorar el peso de los colonos sudorientales en la Cultura de los Vasos de Embudo o TBK, por ejemplo, Boettcher escribe (2000, 147): «No obstante, cada vez se evidencia con más claridad el carácter de cultura mixta, compuesta por diferentes elementos. Así, no existe un rito funerario unitario para la totalidad de la TBK. Estos pueden variar regionalmente. Enterramientos que siguen la costumbre de los cazadores, en decúbito supino, están junto a los que siguen las campesinas, flexionados. Esto indica que no existió tampoco una población homogénea Sin embargo, La cultura en su totalidad muestra una sorprendente gran uniformidad (…) Esta cultura debía su uniformidad, pesar de su multiplicidad, sin duda alguna a la energía formativa de su estrato señorial que ejerció su acción en vastísimos espacios». Con todo, en el complejo de los Vasos de Embudo ha desaparecido toda huella del matriarcado, de representaciones femeninas y de colectivismo característicos de la Bandkeramik. Por otro lado, los enterramientos flexionados corresponden al grupo de Baalberg en el que se realizan siguiendo una estricta divergencia de orientación para hombres y mujeres, algo desconocido en la Cultura Danubiana. Son las concepciones espirituales e ideológicas del Norte las que se afirman y las que van a dar el tono tanto a la Cultura de los Vasos de Embudo como a las culturas que posteriormente derivarán de ésta.

Es en este marco político-cultural en el que se va a hablar lo que la investigación de los dos últimos siglos conoce como lengua indoeuropea. Con toda probabilidad, no se diferenciaría apenas de la lengua hablada por las gentes de Ertebølle-Ellerbeck, pero es en los 1.500 años que dura el devenir de la cultura de los vasos de embudo cuando madura como lengua y cuando crea muchos de los rasgos lingüísticos y socioculturales que han podido ser descubiertos o reconstruidos (4).

Una de las manifestaciones más impresionantes de la TBK es la arquitectura funeraria megalítica, expresión de una aristocracia de fuertes tradiciones sociales y testimonio del sedentarismo de las estirpes nobiliarias. Otro de los elementos característicos de esta cultura es la cerámica que «…evolucionando desde la forma sencilla del vaso de embudo, alcanza límites de gran belleza y racionalidad (…) las cerámicas nórdicas no conceden nada a la pura ornamentación. Todas las líneas subrayan la arquitectura de los vasos, las junturas y las separaciones. Günther contrapone la «lujosa proliferación de las formas ornamentales de la cerámica de bandas», en la que se plasma la sensibilidad meridional de los danubianos, a la tendencia nórdica hacia «las robustas formas geométricas o tectónicas, hacia formas de un espíritu que une tensión y mesura»» (Romualdi 2002, 42). Esta cultura se corresponde con la imagen que la paleolingüística ha forjado del mundo técnico-cultural de la Urheimat indoeuropea: la ganadería y la agricultura, el metal, el carro, las naves y el hacha de combate, las fortificaciones y las huellas de una sociedad fuertemente jerarquizadas. También su entorno natural, faunístico y vegetal se corresponde con la misma imagen: la anguila, el castor, el lobo, la alondra… así como el tejo, el abedul, el olmo, etc. (Haudry 1999, 149-52). Es desde el mismo corazón del continente de donde partirán las corrientes indoeuropeas en las que Occidente encuentra su más profunda unidad.

En el paso del IV al III milenio la Cultura de los Vasos de Embudo se transforma en complejos en los que el elemento ganadero aumenta de importancia con relación al agrícola. La primera cultura que se forma es conocida como la Cultura de Baden, extendida por toda la cuenca del Danubio. Poco después, la Cultura de las Ánforas Globulares, que se extiende desde la llanura nordeuropea oriental hacia Ucrania. Poco después, alrededor del 2.800, el resto del área ocupado por la TBK tardía y parte del de las ánforas Globulares se transforma paulatinamente en la Cultura de la Cerámica de Cuerdas, cultura de marcado carácter guerrero que se expande muy profundamente hacia el este, donde encontrará en el territorio de la estepa con la Cultura de la Tumbas con Ocre, heredera de la cultura del Dnieper-Don. De su choque surgirá la individualización del ethnos indoiranio. Son típicas sus cerámicas decoradas con impresiones de cordoncillos, técnica ya conocida en sus culturas de origen la TBK y la Cultura de las Ánforas Globulares, así como sus hachas de combate y su rito funerario que repite el esquema del grupo de Baalberg de la TBK: los varones flexionados sobre la derecha y las mujeres sobre la izquierda. En esta cultura presenta en todo su enorme ámbito de expansión una extraordinaria homogeneidad étnica de carácter nórdico. Este es el tipo que puede aislarse como el más importante de los estratos superiores de los diferentes pueblos indoeuropeos (Günther 1936; Kilian 1988, 121-53; Haudry 1999, 165-8; Romualdi 2002, 105-34, 176 nota 59). Estos guerreros campesinos del hacha de combate van a protagonizar el primer gran movimiento de homogeneización indoeuropea de nuestro continente. La cristalización de estas culturas es el prólogo a las primeras gravitaciones indoeuropeas sobre a cuenca mediterránea y El Asia meridional (mapa 5). Posteriormente, entre el II y el I milenio los movimientos del complejo de los Campos de Urnas culminará el proceso de indoeuropeización de nuestro continente.

Pero el mundo que se ha convenido en denominar indoeuropeo no se limita a elementos de orden antropológico o histórico-cultural. Es en otro orden de ideas donde Europa encuentra su verdadero Principio, tomado este término en todos sus valores. Es fundamental que tengamos presentes las palabras de Jaeger con las que se iniciaba este artículo, porque, efectivamente, existe una comunidad espiritual y activa entre los pueblos occidentales del hoy y los ciclos de nuestro más remoto pasado. Podemos ver en le concepto de Orden el eje central de la concepción indoeuropea de lo sagrado: «Emerge ya del Rig-Veda el concepto central de la religiosidad indoeuropea y de al raza blanca: el concepto de Orden: El orden entendido como Lògos universal y colaboración de las fuerzas humanas con las divinas (…)El orden, en tanto que esencia, del universo indoeuropeo, está en el mundo y más allá del mundo. Constituye la fuente de a que surgen el kòsmos visible y el invisible. Los símbolos de ambos se superponen, significando los primeros sobre el plano del devenir natural lo que sobre el plano del Ser no deviene sino que naturalmente es» (Romualdi 2003, 24,26). Este Orden que se manifiesta en el equilibrio de todo lo manifestado es para el hombre indoeuropeo, a la vez una intuición y un horizonte en la propia construcción física y espiritual. Escribe H.F.K. Günther (S.F., 191): «El ario vive en un equilibrio de cuerpo y alma, aunque considera el alma y el cuerpo como dos cosas diversas y distintas. En general, se puede decir que el mundo indoeuropeo ha vivido siempre en la unidad cuerpo y alma; los germanos estuvieron incluso a considerar el cuerpo como una expresión del alma», expresión del alma e instrumento de conquista espiritual en la que el desarrollo de una mesura interior se presenta como primer requisito: «Moderación y control (del latino ‘iugum’ y del alemán ‘Hoch’), ‘métron’, ‘temperantia’ son, como se ha mostrado anteriormente, caracteres específicos de la originaria religiosidad nórdica e indoeuropea: eusébeia como sinónimo de sofrosýne. A la religiosidad budista le es propia el precepto de la inmutabilidad de espíritu (en sánscrito upeksha y en pali upekha), exactamente como en el estoicismo (ataraksía)» Günther (S.F., 207). Así, la única culpa (que no pecado) del hombre es la hýbris, la rebelión contra el Orden…

Un mismo fondo espiritual y ético que toma forma en unas imágenes del mundo divino y una práctica del culto sensiblemente parejas, vincula a los diferentes ciclos indoeuropeos. Jean Haudry (1999, 95-6) resume las características de lo sagrado entre los indoeuropeos, resaltando su carácter cósmico monoteísta de diversificación políteista, con dioses, ritos y fórmulas propios para cada grupo social, de donde derivan su tolerancia y antimonoteísmo antropomorfo, así como la posesión de mitos y símbolos a cada nivel social, lo que testimonia la existencia de un trasfondo iniciático, y la ausencia de dogmas. Religión de acciones y no de fe, donde a estricta ejecución del rito es fundamental. Religión política de jefes y sabios y no de sacerdotes oradores, donde el poeta puede estar poseído por el furor divino pero donde el oficiante es un magistrado digno y severo. Religión en la que la práctica de la magia deriva del conocimiento de la analogía de los diferentes planos, conocimiento que lleva a condenar severamente la brujería y los cultos estáticos extranjeros. Religión de la claridad, de la forma y de la luz. Religión del conocimiento, del despertar. Religión del Orden.

Estos rasgos que reconocemos como propios de la religiosidad helénica, los vemos reproducidos por doquier en el ámbito indoeuropeo. Sus raíces se encuentran muy al Septentrión de la Península Balcánica y muchos milenios antes de que los primeros helenos avistasen las riberas del Mediterráneo. En las Edades en las que los hombres todavía veían y sabían. En las nieblas de la Prehistoria. En los Orígenes de Europa.

Notas:

(1) Alrededor del tipo cromañón-dálico existen algunas cuestiones llamativas: por ejemplo, los estudios de biología molecular realizados por Sykes (2001) han establecido que es precisamente en esta área del continente donde permanece la gran mayoría de individuos cuyo ADN mitocondrial presenta la variación que puede considerarse más arcaica de Europa. Y es igualmente llamativo que la raza dálica sea, curiosamente, la que presenta un mayor grado de despigmentación de todas las razas humanas, constatable también en sus reliquias norteafricanas y de las Islas Canarias. No podemos extendernos aquí sobre la periodización del Auriñaciense, ni sobre los debates acerca de su origen y sus relaciones tanto con el musteriense como con las presuntas «culturas transicionales» (Bacho Kiro, el Uluzziense o el Chatelperroniesnse) ni tampoco el reciente intento de desvincularlo del «hombre anatómicamente moderno». Baste recordar que los intentos de situar origen el complejo auriñaciense en Oriente Próximo se han abandonado puesto que en esta zona es claramente intrusivo (Delporte 1998, 113-4) y que la opinión más extendida entre los especialistas es que la irrupción del Auriñaciense comporta una solución de continuidad radical en tipología física y comportamiento humanos y tecnología en relación a los neandertales y los tecnocomplejos a ellos asociados. Por otro lado, el simbolismo inherente a las manifestaciones culturales o artísticas del Paleolítico superior permitiría hipotetizar sobre la concepción del hombre con lo sagrado en aquellas edades. Las tesis avanzadas por el mundo científico, como el chamanismo, las tesis de un Leroi-Gourhan, o las relaciones del arte parietal con las representaciones del firmamento, se apoyan en datos en su casi totalidad de los periodos más recientes y parten de premisas ideológicas y metodológicas cuanto menos desenfocadas. Tal y como afirman los testimonios tradicionales posteriores y sugiere la «desnudez» del registro arqueológico, la relación del hombre con lo inefable en la Europa de aquel entonces debía seguir vías de conocimiento e identificación, más cercanas a la visión de los Rishis de la que nos habla la Tradición hindú que a las concepciones religiosas modernas.

(2) En el tipo de Brno se ha querido ver la prueba de una evolución neandertal hacia el «hombre moderno». Sin embargo, los especímenes de Mladec, que son los mejor conservados de este tipo no muestran ningún rasgo vinculable con neandertal. Por otro lado los análisis de ADN realizados hasta la fecha a neandertales niegan rotundamente esta posibilidad: Estamos ante dos especies distintas.

(3) Sobre esta cuestión pueden verse las obras de Christian Levalois, »Hiperbórea: Regreso a los orígenes», 1987 Barcelona, o el fascinante libro de L. G. Tilak, »The Artic Home in the Veda», Puna 1956 y la valoración de la cuestión que realiza J. Haudry (1999).

(4) A pesar de que, efectivamente, la lengua hablada por los colonos de la Cultura de la Cerámica de Bandas, que sin duda era muy diferente a las que hablaban los pobladores mesolíticos de la Europa central y septentrional a su llegada, pudo dejar una pequeña impronta en el indoeuropeo (véase Romualdi 2002, 164-5 notas 21, 22) e, incluso, colaborar como lengua de substrato en el proceso de dialectalización de aquel no podemos seguir a C.H. Boettcher cuando sostiene el carácter de lengua mixta del indoeuropeo, tesis rechaza por la mayoría de especialistas en la actualidad.

Referencias:

* Boettcher, C.H., (1999) »Der Ursprung Europas», St. Ingbert.
* Delporte, H., (199 »Les Aurignaciens, premiers Hommes modernes», París.
* Günther, H.F.K., (1936) «Indogermanentum und Germanentum, rassenkundlich betrachtet», en Helmut Arntz (ed.), Germanen und Indogermanen. Festschr. für H. Hirt, Heidelberg, 317-340.
* Günther, H.F.K., (Sin fecha) »Humanitas, Platón, custodio de la vida, Religiosidad indoeuropea», sin indicación de lugar de edición.
* Haudry, J., (1999) »Gli Indoeuropei», Padua.
* Jaeger, W. (2000) »Paideia. Los ideales de la cultura griega», Madrid.
* Kilian, L., (198 »Zum Ursprung der Indogermanen», Bonn.
* Romualdi, A., (2002) »Los indoeuropeos. Orígenes y migraciones», Barcelona.
* Romualdi, A., (2003) »El problema de una Tradición europea», Valencia.
* Sykes, B., (2001) »Las siete hijas de Eva», Barcelona.

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Fallece Miguel Serrano

marzo 9, 2009

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Miguel Serrano
1917-2009

Estos días han sido tristes para muchos camaradas. Hoy nos sentimos un poco más solos. El pasado sábado 28 de Febrero nos abandonó Don Miguel Serrano, un hombre entrañable, sensible, culto, luchador y de una nobleza insuperable.

Poeta, político y diplomático condecorado. Miguel Serrano ha sido uno de los mejores escritores de la generación del 38, reconocido internacionalmente y galardonado finalmente con el Premio Nacional de Literatura. Ejemplar nacionalsocialista firme y leal a sus ideas hasta el último aliento de su vida. Ferviente defensor de su patria y de sus tradiciones y folclore, hizo un ingente esfuerzo por recuperar los cuentos de la nación chilena quedando inmortalizados en su »Antología del verdadero cuento en Chile». Fue Embajador en la India, Austria y Yugoslavia. Amigo personal de Indira Gandhi, Jawaharlal Nehru, Dalai Lama Tenzin Gyatso, Hermann Hesse, Carl G. Jung, Ezra Pound, Léon Degrelle, Karol Bachraty y Julius Evola entre otros.

Sentimos gran ahondo y gran pesar por la muerte de Don Miguel. Con él se ha ido también una parte de nosotros, pues somos muchos los que le debemos tanto a Serrano. Nos enseñó a interpretar los puntos oscuros de la historia, sus inconexiones, sus lagunas y las adulteraciones perpetradas por el maligno.

Has sido un gran maestro, incomprendido por muchos, denostado por otros y vilmente calumniado por el enemigo, pero respetado y admirado por aquellos que supimos entender y alcanzar las palabras de tu sabiduría hermética. Has sido un ejemplo de vida, ayudaste a encontrarnos en el laberinto de los misterios de la vida, a seguir la vía del ‘eterno retorno’ hacia la edad dorada y a vencer la entropía que nos ata a la realidad demiúrgica.

Fuiste guerrero, erudito, poeta, un Minnesänger portador de Luz. Arquitecto de enseñanzas, de valor y de entereza. Sabio consejero y mitólogo prosaico, mensajero del fuego y amante de la belleza más sublime. Incansable defensor de la Tradición Hiperbórea y la Ariosofía.

Tus libros emanan como agua eterna de un manantial perdido en el Paradesha, son eternos como la Sagrada Llama de los Dioses, como el Foddik inextinguible, custodian la memoria, el recuerdo y la justicia de los hérores y batallas que han forjado la historia y cultura de nuestros ancestros.

Tu espíritu pervive ahora entre los bosques y en los mares infinitos, en las cumbres que rasgan el cielo y en las simas más profundas, en los caminos de la Luna y en los designios del Sol. Te has convertido en una estrella que brilla en lo alto del firmamento que irradiará para siempre su luz hacia el más alto Septentrión. Siempre estarás en nuestros corazones.

Gran luchador de espada y pluma, ahora eres eterno, pues te has ido con los que se quedan pero nos quedamos con el que se va.

Descansa en Paz Don Miguel. Tu Espíritu ya es Libre.

¡NOS ENCONTRAREMOS EN EL VALHALLA!

Ley Solar

serrano

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A Dios rogando y con el mazo dando

marzo 9, 2009

Tiene 17.000 «amigos», un sinfín de casas regaladas por todo el país y ofertas laborales por doquier. Ha sido alabado como si un fuera un nuevo Cid Campeador o un Blas de Lezo. Más audaz que Don Pelayo y más iracundo que Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán de los Tercios de Flandes.

Se llama Emilio Gutiérrez, es militante socialista y vive en Euskadi, o mejor dicho vivía, pues parece que ha preferido huir a buscarse nueva suerte a las costas de Alicante. Se ha hecho famoso por destrozar la herriko taberna de la izquierda abertzale de Lazkao, maza en mano, como si se tratara del mismísimo dios Thor redimido.

Parece que de nuevo la pasión ha cegado a muchos la razón. No seré yo quien venere a este hombre como héroe nacional, pues su hazaña no ha sido en nombre de Euskadi, ni de España, ni tan siquiera del socialismo, sino a favor de la reforma de SU piso que quedó damnificado debido a un atentado.

De nuevo estamos ante otro episodio de egoísmo personal en detrimento de la comunidad a los que la democracia ya nos tiene acostumbrados. No ha sido el ‘martillo de la justicia’ quien ha hablado sino la ira de revancha personal. A duras penas un ajuste de cuentas callejero. En realidad, un efecto de los problemas de la crisis y no una causa nacionalista.

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Ley Solar

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Democratismo

marzo 9, 2009

La democracia es una forma de gobierno que no rinde honor al credo que predica sino que ejerce su política inversa bajo la mayor tiranía que el hombre haya conocido. Es por ello que debe llamarse por la verdadera naturaleza de su nombre: Democratismo.

La democracia ha sumergido a los pueblos en la lucha de clases perpetua, en la esclavitud económica, en la desigualdad, en el pensamiento único, en guerras ilegales, en el aumento de delincuencia, en la degeneración racial, en la dictadura de la usura y el mercado libre, en la nulidad espiritual y el caos más absoluto. Convierte a los necios en sabios, a los maleantes en honrados, a los cobardes en valientes y a los zánganos en trabajadores. Su impronta diabólica es evidente.

La democracia ya fracasó en Atenas de la Grecia antigua pese a basarse en una igualdad de hombres de estado que nada tenía que ver con la que impera en los tiempos presentes, que incluso toleraba la posesión de esclavos, vetaba a las mujeres de la mayoría de actividades sociales y no concedía derechos de ciudadanía a los metecos (extranjeros). Paradójicamente la democracia ateniense en la actualidad no sería considerada una democracia sino una forma de «fascismo». No quiero imaginarme que nombre darían estos doctos de barbas marxistas a la democracia que existía en Esparta! Aristóteles ya advirtió de su iniquidad y hasta Platón, quien llegó a defenderla en un principio, prontó la repudió y alentó a retornar al espíritu aristócrata. Roma tampoco pudo sobrevivirla, terminó por arruinar su Imperio.

En su etimología se esconde el oscuro paradigma:

DEMOS: Demiurgo

KRATIA: Gobierno.

DEMOCRACIA: GOBIERNO DEL DEMIURGO

Según la Gnosis Primordial el Demiurgo es la representación del mal y como tal, su poder no es divino sino secular. Ese Demiurgo es Jehová-Satanás, el Gran Carcelero, el Corruptor del Universo. La democracia es por tanto la forma de Gobierno del Demiurgo, la Fuerza del Demonio. Llama mucho la atención la similitud casi total entre los vocablos »Demo» y »Daemon» (Dáimôn). La Historia ha enseñado al malvado, quien a su vez hizo olvidar al noble, que cualquier forma de vida que se aleje del orden natural, es decir, de lo divino, sucumbirá en fuego propio. Y la democracia es la mano de hierro del Maligno, que quiere materializar la caída de la humanidad hasta su total descomposición. Ocioso es recordar que los inventores y adoradores de Jehová no son otros que los judíos.

El judío creó a Dios y Dios creó al Demiurgo, éste es el principio del rah hebreo. Por ende el judío se ha adueñado de la Democracia, pues supone la herramienta más útil para cumplimentar su pérfido plan de domino mundial. Es la tiranía de los Pasus, los Sudras, los Chandalas, donde la Jerarquía es sustituída por la igualdad y los esclavos pasan a ser los amos. La inversión del orden natural. Empezó con la revolución cristiana, continuó con la revolución francesa y culminó con la revolución bolchevique (no debe olvidarse que los comunistas solían llamarse a si mismos demócratas).

El primer dogma de igualdad universal se halla en el Nuevo Testamento de la Biblia cristiana, en el famoso sermón de la montaña atribuido a Cristo por los escribas judíos. El segundo dogma florece bajo el liderazgo del liberalismo francés jacobino al grito de «Libertad, Igualdad y Fraternidad», cerrando así los tres vértices del triángulo masónico. Y el tercero con el »Manifiesto Comunista» del judío Karl Marx y su dictadura del proletariado. Observamos pues, como en todos estos acontecimientos históricos el elemento judío está presente, apoderándose de la voluntad de la gran masa del pueblo y manipulando siempre las ideologías en su beneficio. Primero tergiversó el alma de los pueblos, después se apoderó del dinero y finalmente prepara el terreno del Apocalipsis. Como decía Dostojewski: »Ya se trate de socialismo, pacifismo o capitalismo, son palabras »internacionales» que entusiasman a los judíos, evoca en ellos la esencia del consensus sin tierra y sin límite». Es decir, herramientas útiles para su ansiado domino total del planeta.

La liberalización y socialización económica aceleraron enormemente los planes talmúdicos esclavistas. El capitalismo nace con la democracia para hacerse inextricablemente dependiente. Tanta atadura y poder han ido adquiriendo mutuamente que ya no se sabe si es el Capital quien financia la democracia o si es la democracia la que avala el Capital, como si el uno fuese la firma notarial del otro. Por eso no sorprende que el capitalismo financiara en su día al marxismo y su revolución y que saliera a su rescate en la segunda guerra mundial. Nunca han sido sistemas antagónicos como pretende la ortodoxia, si no las dos caras de la misma moneda. El comunismo concentra el dinero en el estado (capitalismo de estado) y el capitalismo lo hace en el libre mercado (capitalismo privado), a través de los monopolios de empresas y bancos, pero es finalmente el trabajador quien queda sumido en la ruina económica. El dinero siempre termina en manos de los judíos, ya sean jefes de estado o banqueros y empresarios internacionales.

Esta es la realidad de la democracia. El judío ha conseguido sustituir los derechos del hombre por los derechos humanos para ganar ellos los mismos derechos que los demás y poder gobernar dentro de las naciones, mimetizado en ellas, creando un estado dentro de otro estado. Han destruido el orden social en favor del individualismo materialista en el centro de sus aspiraciones. Los individuos ya no viven bajo el halo de la comunidad, han sido excluidos del espíritu colectivo. Toda política y legislación está al servicio de agentes especuladores. Ya no existen los hombres de estado, están transformados en síndicos de consorcios, transnacionales y monopolios como lacayos de la Alta Finanza Internacional, es decir, de los hijos de Israel. El Derecho y la Jurisdición han sido rebajados también a meros instrumentos del mismo espíritu partidista. Los hombres que gobiernan las naciones demócratas son una piara de despreciables delincuentes que deberían estar sentados en el banquillo de un Tribunal de Honor y ser procesados por sus crímenes.

Pero en democracia no existe el honor. El honor, la moral y la ética han pasado a ser valores execrables perseguidos y castigados. La libertad de expresión debe ajustarse al Diktat del sistema de lo contrario también es sancionada, incluso con la cárcel. Toda disidencia es vigilada y prohibida de tal modo que recuerda a los peores tiempos de la inquisición medieval. Basta recordar lo sucedido estos días con el obispo Richard Williamson, exiliado del país por el gobierno argentino por declararse no creyente de la fe del Holocausto. Es una dictadura disfrazada de humanismo. Nos dice como hay que vestir, que perfume usar, que libros y prensa leer, que cine y televisión mirar, que música escuchar, que arte contemplar, que hacer con el tiempo libre, como pensar, que tipo de relaciones sexuales tener, como educar a nuestros hijos, que trabajos ocupar, como gastar nuestro dinero, con que razas convivir, quienes son hérores y quienes villanos, a quien odiar y a quien amar.

Las mujeres también juegan un papel preponderante en la democracia. El feminismo las ha convertido en lo opuesto a su naturaleza. Ahora ellas también son esclavas, debe salir a trabajar y ganarse el sueldo. Emancipar a la mujer ha sido corromperla. Dentro del feminismo ha surgido la reivindicación del llamado »Movimiento Gay». Esta simbiosis encaja en la lógica de la inversión de los roles naturales del hombre y la mujer, no puede comprenderse un fenómeno sin vincular al otro. No es un efecto de la casualidad sino de la causalidad. Mientras el feminismo masculiniza a la mujer, el »Movimiento Gay» afemina al hombre. Las mujeres ejercen ahora tareas laborales y sociales masculinas y el hombre femeninas. Es algo »normal» en democracia ver mujeres como ministras de defensa y hombres como profesores de baile femenino. La impostura del reclamo de ‘derechos de la mujer’, de ‘derechos de los homosexuales’ o de exhortar a los hombres a adquirir una »inteligencia emocional» persigue el fin mezquino de desequilibrar el nivel de testosterona en los hombres y de los estrógenos en la mujer. El principio natural de »todo tronco es masculino y todo tallo femenino» queda corrompido, pues se invierte el Hielo por el Fuego, la Luz por las Tinieblas, el Yin por el Yang. Toda armonía entre hombres y mujeres queda rota dentro de la comunidad haciendo sus caracteres incompatibles. De ahí que los divorcios estén a la orden del día en la democracia. Es el triunfo del feminismo en detrimento de la virilidad.

Finalmente el sistema demócrata conlleva al aniquilamiento de toda diversidad; fabrica una uniformidad artificial que destruye las identidades de los pueblos. El esplendor cultural y racial de cada pueblo termina formada en una masa homogénea y desnaturalizada que piensa y siente del mismo modo. La mezcla de razas que se fomenta conlleva a la desaparición de las mismas. Aparece en la sociedad un nuevo tipo de hombre, un novo homo, sin idiosincrasia, memoria genética y cultura ancestral. Este malvado exterminio de razas es alentado por los judíos para hacer de la humanidad un mismo ente de fácil sumisión a sus intereses talmúdicos.

Pero cuando alguien denuncia todas estas perversidades del sistema es automáticamente tildado de »machista», »racista», »xenófobo», »fascista», »homófobo», »reaccionario» o cualquier otro disparate semejante y condenado al ostrascismo social. Este es el verdadero rostro de la democracia, la intolerancia y la dictadura más abyecta del dogma igualitarista marxista.

Siempre se ha defendido que la democracia es el único régimen no totalitario que puede existir, sin embargo la empiria ha demostrado que es más totalitaria que cualquier otra forma de gobierno. Es un hecho, pues, que todos los gobiernos son y serán siempre totalitarios, pues todos proyectan su luz política en el estado y la custodian. La democracia tampoco es diferente. Habría que preguntarse entonces seriamente de qué vinieron a salvarnos en Europa los Aliados en la Segunda Guerra Mundial. Ellos dijeron que del totalitarismo, con lo que entendemos que vinieron a cambiar un totalitarismo por otro. Mejor que no hubieran venido a »salvar» nada, pues ha sido peor el remedio que la supuesta enfermedad.

En estos últimos meses y en relación con el debate de la presente crisis, se ha oído en la calle y en los medios de comunicación numerosas opiniones que aseveraban que para evitar nuevas crisis en el futuro habría que establecer una “verdadera democracia” -decían unos-, un “verdadero comunismo” -decían otros- o un “verdadero capitalismo” -decían otros más-. Parece que este tipo de hombres lobotomizados por el pensamiento grupal del sistema son incapaces de cambiar el curso del destino. Hay que rechazar confiar en ellos, pues no saben ver cual es la raíz del problema. Llevamos años escuchándoles hablar estérilmente acerca de la »verdadera» democracia. No existe una “verdadera” democracia, un “verdadero” comunismo o un “verdadero” capitalismo, ellos son lo que han venido materializándose a lo largo de estos siglos, forman en realidad un mismo tipo y siempre han traído esclavitud, latrocinio y crimen. Creer en una »verdadera» democracia es ciertamente una cuestión de fe. La realidad es la que ha existido al menos en los últimos mil años, ya haya sido en democracia directa o indirecta o representativa, participativa, partitócrata o no, con separación de poderes o sin, liberal o popular, militar o nacional, monárquica o republicana, socialista o capitalista, de derechas o de izquierdas, y sólo ha traído el infortunio a las naciones. No debe haber nuevas oportunidades para restaurar la democracia. LA DEMOCRACIA ES EL MAL. Si de verdad queremos vivir en un mundo digno hay que hacer una revolución contra el sistema y ésta pasa por destruir la democracia desde sus cimientos y no por volver a otorgarle el cetro de poder. Pretender cambiar un sistema sin cambiarlo es la antítesis de cualquier revolución.

Los libertadores de este caos serán aquellos que aniquilen de una vez la tiranía del democratismo.

Ley Solar